Saltar al contenido

Los Beatos, Patrimonio de la Humanidad

Hablar sobre el Apocalipsis no es algo del presente. La Edad Media fue la verdadera época de esplendor para todo lo que concierne al Apocalipsis. En realidad, el Apocalipsis tal y como lo entendemos en Occidente es gracias al evangelio de San Juan. Este texto ha pasado por bastantes comentarios y análisis desde la Edad Media. Entre ellos, encontramos el Comentario al Apocalipsis de San Juan del Beato de Liébana. Los Beatos son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2015.

El Comentario al Apocalipsis de San Juan

El Comentario al Apocalipsis de San Juan es la principal obra de Beato de Liébana. Este célebre monje destacó por ser defensor de los dogmas cristianos. Lo escribe como respuesta al adopcionismo y contra Elipando, arzobispo de Toledo, y Félix, obispo de Urgel, principales defensores en la Península Ibérica de esta creencia.

Además, pretendía calmar la inquietud espiritual de los cristianos. Éstos se encontraban atormentados por la idea del fin del mundo en plena invasión árabe.

¿Qué defiende el adopcionismo?

Considera a Jesús como un profeta, un humano, niega que sea el hijo de Dios. Lo reduce al rango de hijo adoptivo del Padre.

La interpretación del Apocalipsis

Esta obra es una interpretación del libro del Apocalipsis. De todas las lecturas que existen, la del Beato es una de las más destacadas. No cabe duda que el Apocalipsis es un tratado sobre el Anticristo y los modos de reconocerlo.

Después de transcribir los versículos del Apocalipsis, Beato hace un comentario casi frase por frase, palabra por palabra. Muchas veces, aprovechó dichos comentarios para insertar sus propias ideas sobre la lucha ideológica contra el arrianismo y el Islam.

¿Qué consecuencias tiene el Comentario al Apocalipsis de San Juan?

Con su obra, Beato consigue que Carlomagno convoque dos concilios y un sínodo. Por ellos, llegan a ser condenados los adopcionistas.

Debido a la gran repercusión que tuvo su obra, en los monasterios medievales se hicieron varias copias. Actualmente se conservan unos treinta ejemplares, realizados entre los siglos X y XIII. A todas las copias del códice Comentarios al Apocalipsis de San Juan se les denomina, de manera simplificada, Beatos. Su éxito fue tal que se hicieron copias por toda la Península Ibérica e, incluso, en otros países como Italia o Francia. Por ejemplo, el Beato de Fernando I y Sancha, el Beato de Saint-Sever del cual puedes conocer más a través de los títulos que poseemos

Su fama no se debió solo a su contenido, sino también al alto valor artístico de sus miniaturas. De gran carga expresiva e intenso colorido, tratan de explicar los hechos apocalípticos revelados por San Juan.

Las diversas copias, respetaban en lo posible el texto y reproducían las iluminaciones del manuscrito original con la distinta habilidad y capacidad de los iluminadores, pero adaptándose al momento de su reproducción. De ahí que podamos hablar de Beatos de estirpe mozárabe, románica y protogótica.


Los Beatos, patrimonio de la Humanidad desde 2015

Por todo lo anterior, estos comentarios forman parte del Programa Memoria del mundo de la UNESCO desde el año 2015, en una candidatura compartida por España y Portugal.

En su época, la lectura de los beatos entre Pascua y Pentecostés supuso una reafirmación de la divinidad de Cristo para la comunidad cristiana, frente a otras teorías como la adopcionista antes comentada.

Hoy en día, cada uno de los beatos que han sobrevivido al tiempo son una prueba del arte, el pensamiento y la influencia social que imperaba en la Edad Media en España. Un tesoro de incalculable valor a ojos de expertos, aficionados y apasionados de la historia y el arte. Igualmente, no todos fueron hechos en el mismo tiempo, por lo que las diferencias entre ellos también los hacen únicos a su manera a pesar de ser copias de un mismo volumen.

Dos pruebas fehacientes son el Beato de Fernando I y Sancha y el Beato de Saint-Sever. Si el Beato de Fernando I es el último de los visigóticos, el de Saint-Sever es el primero de los románicos,