DETALLES DEL FACSÍMIL
- Medidas: 19,3 x 13 cm
- Signatura: Ms. 66 de la Biblioteca de la Abadía de Montserrat
- Origen: París, Francia
- Fecha: siglo XV- XVI
- Folios: 150, magníficamente iluminados, todos ellos, bien a página completa (38), bien con hermosa decoración floral habitada con varios cientos de plantas, capitulares con oro y un completo bestiario medieval de animales mitológicos.
- Autor: Jean Bourdichon
- Propietario: Hipólita de Aragón
- Edición : facsímil limitada y numerada de 375 ejemplares
El esplendor renacentista con nuestro facsímil
Este tesoro histórico ha sido reproducido con escrupulosa precisión en nuestro facsímil de lujo del magnífico Libro de Horas de Hipólita de Aragón, haciendo uso de tecnologías de vanguardia que capturan a la perfección la esencia de la obra original.
Cada página está enriquecida con detalles en oro que reflejan la majestuosidad de la iluminación renacentista. Mientras que, las miniaturas han sido reproducido con precisión minuciosa, lo que permite apreciar hasta el último detalle y sumergirse en la riqueza artística de la época.
Nuestra edición se presenta un exquisito cofre de madera barnizada, especialmente diseñado para proteger esta joya artística y asegurar su conservación en condiciones óptimas a lo largo de las generaciones.
La luz que danza en las páginas, la delicadeza de las letras capitales enriquecidas con oro y la profundidad de las escenas cobran vida en este facsímil, permitiendo a los amantes del arte y la historia experimentar una conexión íntima con el pasado.
¡Consiga esta pieza tan única y valiosa!
¿Quién fue Hipólita de Aragón?
Hipólita de Aragón fue una figura notable en la historia renacentista de Italia. Nacida en 1446, fue hija del duque de Milán, Francisco I Sforza, y de Blanca María Visconti. A lo largo de su vida, desempeñó un papel importante en la política y la cultura de su tiempo.
Su matrimonio con Alfonso II de Nápoles, celebrado en 1465, marcó una alianza estratégica entre el reino de Nápoles y el ducado de Milán. Este enlace no solo consolidó relaciones políticas entre estas importantes regiones italianas, sino que también tuvo un impacto cultural significativo.
Desde su educación temprana, mostró una gran inteligencia y afición por las artes y el conocimiento. Se convirtió en una mujer culta y refinada. Su educación se distinguió por la variedad, y sus habilidades oratorias se pusieron de manifiesto cuando pronunció un discurso en latín ante el Papa Pío II en la Dieta de Mantua a los 14 años. El éxito de su discurso fue tal que se replicó en manuscritos, lo que subraya su capacidad para destacar en un ambiente intelectual.
Además, era una escritora talentosa. Se conservan muchas de sus cartas, poesías y una elegía dedicada a su padre. Estos escritos revelan su sensibilidad artística y su profundo afecto por la cultura. Su papel como mecenas de las artes también fue relevante, ya que apoyó a numerosos artistas y humanistas de la época, fomentando así el florecimiento del Renacimiento.
Fue un ejemplo destacado de la educación renacentista y la influencia de las mujeres en la cultura y la política de la época. Su capacidad para moverse en círculos intelectuales y su dedicación a las artes y la educación la convierten en una figura inspiradora que contribuyó al rico tapiz de la historia renacentista en Italia. Su legado perdura como un recordatorio de la importancia de la educación, la cultura y el apoyo a las artes en la construcción de una sociedad próspera y cultivada.
Sobre el autor: Jean Bourdichon
Jean Bourdichon, un virtuoso de la miniatura y la iluminación de manuscritos, emerge como una figura sobresaliente en el mundo del arte francés, cuyo legado se consolida en la confluencia entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI.
Nacido en Tours, Francia, su habilidad para capturar la esencia de la época renacentista lo coloca en la cima de su gremio. Su destreza artística se desplegó bajo la mirada atenta de cuatro monarcas franceses: Luis XI, Carlos VIII, Luis XII y Francisco I. No obstante, su impacto trascendió las cortes reales, también dejó su huella en la creación artística del Alto Clero.
El propio Jean Bourdichon estuvo influenciado por una figura magistral en la historia del arte, Jean Fouquet, cuya contribución se entrelaza con la introducción del humanismo figurativo en el escenario francés. Bourdichon, como discípulo principal de Fouquet, asimiló la esencia de esta escuela y la transformó en su propia paleta creativa.
El prodigioso taller de Bourdichon, un crisol de creatividad, demostró su magnificencia a través de obras notables, destacando el «Libro de Horas de Ana de Bretaña». Esta obra maestra no solo inmortalizó su destreza artística, sino que también arrojó luz sobre su influencia como maestro del «Libro de Horas de Hipólita de Aragón». A través de este análisis comparativo, se desvela la naturaleza multifacética de su genio, plasmada en dos momentos únicos. La presencia de espacios en blanco en la parte superior del calendario de este último libro sugiere que la confección de ambas obras fue fragmentada y distante en el tiempo.
Se ganó un estatus envidiable como uno de los iluminadores más solicitados para manuscritos. Un vistazo a su obra revela la esencia de su estilo: una delicadeza que se funde con la precisión, lo que infunde vida a los folios. Su destreza en la técnica de la iluminación resalta en cada trazo, inyectando vitalidad a las letras y escenas, una danza entre el pigmento y la luz que respira a través de las páginas.
Un manuscrito que desvela un mundo detrás de cada detalle
Dentro de las páginas de este manuscrito, se despliega el alma artística de Jean Bourdichon que cobra vida con una maestría que trasciende el tiempo, reflejando su esmero y destreza incomparables. Cada trazo en esta obra se convierte en un testimonio elocuente de su habilidad excepcional, destacando la riqueza de su arte. Los trazos dorados que adornan las letras capitales parecen brillar con vida propia, mientras la luz acaricia las facciones de los personajes y se desliza por los pliegues de sus ropajes, todos ellos dando fe del virtuosismo que define el legado de Bourdichon.
En un caleidoscopio de escenas litúrgicas y figuras que transitan entre lo real y lo imaginario, este manuscrito se alza como una ventana al pasado, que nos permite vislumbrar tanto el mundo espiritual como el terrenal que coexistieron en la época. Las páginas que componen este libro de horas se convierten en auténticas joyas del arte renacentista, cada una encierra una narrativa atemporal. Las figuras de santos venerados y monarcas majestuosos se entrelazan con criaturas fantásticas y elementos simbólicos, construyen un imaginario que respira vida en cada palabra escrita y pincelada trazada.
Este manuscrito no solo es una obra de arte, sino un espejo que refleja la riqueza y diversidad de la era renacentista. Más allá de su valor espiritual y su grandeza artística, el libro es un tributo al esplendor de la naturaleza. Motivos florales enriquecen sus fondos, evocando la belleza etérea de la flora terrenal y transportando a quien lo contempla a un reino donde la naturaleza y el arte se unen en un abrazo eterno.
El magistral juego de luz
Una de las características más sobresalientes de este Libro de Horas es la maestría con la que la luz es empleada. Acaricia los objetos con un toque de ingenio que refleja la influencia del ilustre Jean Fouquet. Esta luminosidad se transforma en un ballet visual que se desenvuelve en cada página, dando vida a una danza de destellos que enriquece y embellece la narrativa impresa en este manuscrito.
La elección de adoptar márgenes rectilíneos ejerce un efecto que evoca la imagen de una ventana, un marco a través del cual el lector asoma para contemplar un mundo espléndidamente iluminado. Cada página se convierte en un umbral a una escena en la que la luz se convierte en la protagonista, pintando los objetos y personajes con matices y sombras que conferen profundidad y realismo.
Presenta un estilo de orlas que antecede la aparición de la distinguida Escuela de Gante en la ciudad de Brujas. La composición se despliega sobre un fondo exquisitamente ornamentado, donde hojas de acanto y una profusión de especies florales danzan en un juego de colores y formas. Estos elementos convergen en un tapiz de intrincados detalles, a menudo con un toque grotesco y en dimensiones considerables. Cada uno de estos motivos cuenta una historia propia, como fragmentos de un mundo microscópico lleno de simbolismo y esencia artística, enriqueciendo aún más la experiencia visual y textual que este manuscrito proporciona.
Arte en los márgenes
Este manuscrito, compuesto por 298 folios, revela una distribución selecta de la decoración marginal, resaltando la coexistencia armoniosa de dos sistemas ornamentales distintos.
En las páginas exclusivamente textuales, una sola orla adorna con elegancia el margen de la hoja, ofreciendo un marco sutil pero selecto. En contraste, las páginas que albergan las preciosas miniaturas se enmarcan con detallados bordes en tres de sus lados o, incluso en los cuatro, integrándose en la composición superior o inmersos e los los márgenes en una fusión más completa.
Criaturas y seres imaginarios en un manuscrito ilustre
El bestiario que se repite a lo largo del manuscrito se distingue por su variedad. Criaturas fácilmente reconocibles, integrándose en la cosmovisión renacentista. Seres ficticios, fruto del ingenio artístico, siguiendo una tradición arraigada en los márgenes medievales. Estas creaciones peculiares encuentran su lugar sobre animales cuadrúpedos, diablillos híbridos con torsos animales y rostros caricaturescos, además de seres de cuellos alargados emergiendo de conchas marinas o camellos imaginarios con cuellos retorcidos en formas casi oníricas.
Las evidencias sugieren que se sitúa en un período entre finales del s. XV y principios del s. XVI. Sin embargo, las orlas mismas insinúan la posibilidad de una fase anterior en la composición, donde las miniaturas podrían haber sido añadidas posteriormente. Este aspecto otorga una riqueza en capas, infundiendo un significado que aviva nuestra imaginación.