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La estructura de los libros de horas

Los libros de horas varían enormemente de uno a otro, debido a su carácter personalizado, según su propietario o la época en la que fue elaborado. Sin embargo, la mayoría comparten una estructura similar. Por lo que este post lo vamos a dedicar a explicar la estructura de los libros de horas.

Calendario litúrgico

Los libros de horas comienzan con el calendario litúrgico

Es de suma importancia dado que existen fiestas que se encuentran ligadas al ciclo lunar y a la sucesión de las semanas, como la Cuaresma o la Semana Santa. En estos casos, los días aparecían señalados por la festividad que se conmemoraba, y en pequeño se indicaba el día de la semana y el ciclo lunar. 

Extractos de los cuatro Evangelios

A continuación del calendario, los libros de horas solían contener breves extractos de los cuatro Evangelios, elegidos según los gustos del autor o del propietario.

Liturgia de las Horas de la Iglesia Católica u oficio divino o las horas canónicas

La parte esencial del Libro de Horas se estructura según la Liturgia de las Horas de la Iglesia Católica, también conocido como oficio divino. 

Tras el Concilio Vaticano II, éste se divide en dos partes: las horas mayores (laudes, vísperas y oficio de lectura o maitines) y las menores (tercia, sexta, nona y completas). 

Cada hora consta de: una invocación inicial, un himno, una salmodia, una lectura bíblica, el responsorio, la oración final y la despedida. Además, en las horas mayores se incluye además un cántico evangélico, preces y un padre nuestro.

HORAS MAYORES

Las horas mayores son las partes del oficio divino que se recitan a determinadas horas del día. Son laudes, vísperas y oficio de lectura, antes llamado maitines.

Su origen evangélico se encuentra en el mandato de Jesús de «orar siempre». En tiempos primitivos, se interpretó como una obligación de rezar un número determinado de veces cada día. 

Su carácter es obligatorio para algunas personas, como los miembros de determinadas órdenesordenes religiosas, y opcional para el resto de cristianos. 

La idea inicial es que el rezo se produzca cada tres horas, lo cual genera ocho momentos de oración a lo largo del día. Dicha división se remonta a los romanos.

HORAS MENORES

Cada una de estas horas menores tiene su propio simbolismo. Se supone que Jesús fue condenado a muerte en la hora tercia, y expiró a la hora nona. Prima consagra a Dios todo el trabajo del día. Mientras que sexta es la hora del esplendor divino. 

Orden de las horas canónicas

Maitines u oficio de lectura. 

Es la primera hora canónica. Se conocía como maitines en la Edad Media, aunque tras el Concilio Vaticano II se redujo su extensión y se le cambió el nombre por el de oficio de lectura. 

Se rezaban a medianoche y durante siglos era el oficio más importante. Muchos pensaban que la segunda venida de Jesucristo se produciría a esa hora. El origen de esta creencia se debe a la parábola de las diez vírgenes, en la cual Jesús exhorta a sus discípulos a estar siempre alerta dado que desconocen el momento exacto en que llegará el Reino de Dios.

Laudes. 

Se rezan siempre al despertar. En las comunidades monásticas, solían ser en torno a las 03:00 am. Aunque en la actualidad se celebra algo más tarde, en ningún caso puede ser después de la salida del sol. 

El origen del término proviene del latín laudare, que significa «alabar». Es un fiel reflejo de su finalidad: comenzar el día con un acto de alabanza a Dios y de acción de gracias.

Prima, tercia, sexta y nona (horas menores)

Según la regla de San Benito, estaba permitido rezar de manera privada, no era necesario acudir a la Iglesia. Aunque las horas son aproximadas, quedan así:

  • Prima solía rezarse a las 06:00 a.m. o al salir el sol
  • Tercia a las 09:00 a. m. 
  • Sexta a las 12:00 
  • Nona a las 15:00 p. m. 

No obstante, los usos han cambiado a lo largo del tiempo y en función de la orden monástica a la que se perteneciera.

Vísperas

El oficio de vísperas volvía a gozar de la consideración de «hora mayor». Por tanto, los monjes acudían a la Iglesia para rezar en grupo

Solía coincidir con la puesta de sol, aproximadamente a las 18:00. 

En su origen, las vísperas se instituyeron para recordar el entierro de Jesús y su permanencia en el sepulcro antes de la resurrección.

Completas

Es la última hora del día y se reza justo antes del descanso nocturno. Los monjes solían rezar a las 21:00. 

Su celebración aparece por primera vez en la Regla de San Benito, y se cree que el abad la recomendó a sus monjes como una suerte de complemento al resto de oraciones.

Oficio parvo y horas marianas 

La siguiente parte era el llamado oficio parvo y las horas marianas, en honor a la Virgen María. Se conoce como oficio parvo (es decir, pequeño) en contraposición al oficio divino. 

Normalmente, se reza como devoción adicional a la Liturgia de las Horas. Aunque, en algunos casos, puede realizarse de forma independiente

Su característica distintiva es que las variaciones solo suceden en los oficios de maitines o de laudes. Permaneciendo el resto idénticos durante todos los días del año, con la excepción del Adviento y Navidad, que tienen su propia liturgia.

Su origen se remonta al siglo VIII. Cuando algunos monasterios empezaron a realizar rezos en honor a la Virgen, de forma adicional al oficio divino. Sin embargo, su uso no se extendió hasta mediados del s. X. No fue hasta el s. XIV cuando se convirtió en obligatorio para algunas óordenes monásticas. 

Tuvo gran aceptación entre la población laica de clase alta, especialmente mujeres, lo que facilitó el hecho de que se convirtiera en el núcleo de muchos libros de horas. 

El oficio de las horas marianas se encuentra unido al «privilegio sabatino». Existe la tradición de que la Virgen intercederá por todos aquellos que mueran con el Santo Escapulario de la Virgen del Carmen.

Como parte de las reformas que sucedieron al Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI recomendó a las congregaciones que rezaban exclusivamente rezaban las horas marianas que, en su lugar, practicaran el oficio divino como forma de participar «de forma más completa en la vida litúrgica de la Iglesia». Sin embargo, esto no ha impedido que diversas congregaciones sigan rezando el oficio parvo como parte de sus devociones cristianas, normalmente en latín.

Otros oficios

La mayoría de Libros de Horas contenían otros oficios.

Los salmos de grados. El ascenso a Jerusalén.

Los canticos graduales son un conjunto de 15 salmos que recitaban los judíos cuando peregrinaban al templo de Jerusalén. 

Existía un salmo por cada uno de los escalones que llevaban al templo. Se proclamaban de forma gradual conforme se progresaba en el ascenso. Están dotados de una notable unidad literaria, y en la Vulgata aparecen numerados del 119 al 133 y agrupados bajo un mismo título: canticum graduum. Desde un punto de vista simbólico, este ascenso al Templo representaba también la subida del peregrino desde el destierro hasta la cercanía de Yahvé.

De acuerdo con el relato contenido en el Libro de los Reyes, los 15 canticum graduum fueron arreglados por orden del rey Ezequías. Este se encontraba gravemente enfermo y pidió al profeta Isaías que intercediera por él ante Yahvé. Dios no solo sanósano al monarca, sino que dijo: «Añadiré a tu días 15 años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria.» Agradecido, el rey Ezequías mandó arreglar los 15 salmos, uno por cada año que Dios había alargado su vida. 

En el cristianismo primitivo existía la costumbre de recitar todos los salmos contenidos en la Biblia de forma regular. Se ordenabaOrdenándose su recitación a través de la liturgia de las horas y la sucesión de los días de la semana y de los tiempos litúrgicos. Existían incluso algunos eremitas que recitaban el Salterio completo cada día de su vida. 

La Regla de San Benito reservó la lectura de los salmos de grados para las horas menores, exclusivamente durante los días de diario. 

En la liturgia de las horas actual, los cánticos graduales se reservan para los días en que se celebra alguna solemnidad, siempre que esta no coincida con un domingo.

El oficio de los muertos. Oración por los difuntos.

Era una de las partes esenciales de la mayoría de los libros de horas. Aún hoy, la Iglesia recomienda su lectura el día de Todos los Santos, en beneficio de todas las almas del Purgatorio. Aunque se puede recitar de forma voluntaria por cualquier persona que haya fallecido. 

Al igual que otros oficios, consta de himnos, salmos, lecturas bíblicas y oraciones que se dividen entre las distintas horas canónicas del día.

El origen más remoto se remonta a los primeros días del cristianismo, cuando se realizaban oraciones en comunidad para celebrar el tránsito de algún ser querido. Sin embargo, parece que el oficio como tal data del s. VIII

En su forma previa al Concilio Vaticano II, se recitaba solo en vísperas, maitines y laudes, aunque también durante la misa. En los monasterios era habitualsolía rezarse unacon oración por eldel fallecimiento de alguno de los miembros de la comunidad, aunque no suplía al oficio del día, sino que se añadía a este. Su estructura era muy primitiva, lo cual demuestra un origen anterior al de la liturgia de las horas en general: por ejemplo, no se rezaba el Gloria al final de los himnos.

En su forma actual, este oficio reemplaza al oficio del día, sustituyendo por tanto a la liturgias de las horas, de ahí que se haya añadido a su liturgia el resto de horas del día. Sse entiende como considera una consideración común de los difuntos en general, aunque se añadan oraciones o peticiones por el difunto concreto.

Entre las reformas que se han introducido tras el Concilio Vaticano II, cabe señalar la profesión de fe que se realiza tras la lectura bíblica en laudes o vísperas, así como las preces e intercesiones en honor del difunto en concreto. Estas modificaciones pretenden compaginar el carácter genérico del oficio, que se considera beneficioso para todas las almas del Purgatorio, con las peticiones concretas por el familiar o ser querido que ha fallecido.

Los siete salmos penitenciales o el acto de pedir perdón.

Los salmos del Antiguo Testamento son escritos poéticos cuya intención es alabar y reverenciar a Dios. 

Existen salmos petitorios, salmos de acción de gracias, de alabanza y, por supuesto, salmos que buscan pedir perdón y muestran arrepentimiento, contrición y sacrificio. 

Según la tradición, los siete salmos penitenciales fueron escritos por el rey David como muestra de su arrepentimiento por los pecados que había cometido contra Yahvé así como de su deseo de enmendar su vida y purgar por la lujuria que había sentido al desear a Betsabé. 

Los primeros cristianos aplicaron el nombre de penitencial únicamente al salmo 50, Miserere. San Agustín, en el siglo V, amplió la lista a cuatro, y no es hasta el s. VII cuando apareció la lista actual: 6, Domine, ne in furore; 31, Beati quorum; 37, Domine; 50, Miserere; 101, Domine, exaudir; 129, De profundis; y 142, Domine, exaudi.

Los siete salmos penitenciales, uno por cada pecado capital, expresan profundos sentimientos de arrepentimiento. El cristianos que los recita, aceptcomprueba la gravedad del pecado cometido y ruega a Dios que le perdone. Estos salmos datan de tiempos hebraicos, con lo cual es frecuente encontrar también peticiones a Yahvé para que aplaque su ira.

Ya desde el s. VII, formaron parte de la liturgia de las horas para inculcar en los fieles el espíritu de arrepentimiento. Tradicionalmente, se recitan los viernes como recuerdo de la Pasión de Cristo, o también a diario durante completas como forma de pedir perdón por los pecados cometidos durante la jornada. 

La tradición asegura que los siete salmos penitenciales equivalen a siete modos por los cuales se adquiere el perdón de los pecados: por medio de los bautismos, del martirio, de las limosnas, perdonando los pecados ajenos, convirtiendo al prójimo, por la efusión de la caridad y por la propia penitencia.

La letanía de los santos. Santos y santas de Dios

La letanía es una oración especialmente solemne en la cual se pide la intercesión de todos los santos. Formalmente, estáesta dirigida a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Aunque incluye invocaciones a la Virgen, a los ángeles, a los mártires y a todos los Ssantos. Existen dos versiones, la ampliada y la reducida, y ambas están reconocidas por la Iglesia Católica.

La estructura es extremadamente rígida, ya que se encuentra jerarquizada. Comienza con una súplica a Dios, la aclamación «Kyrie eleison» («Señor ten piedad»), seguida de la súplica trinitaria. 

La segunda parte comprende las invocaciones a los santos: el oficiante enuncia el nombre y los fieles responden, «ruega por nosotros». El orden de los santos es el siguiente: la Virgen, los ángeles, los patriarcas, los profetas, los Apóstoles, los evangelistas, los discípulos y discípulas de Jesús, los santos mártires, los santos obispos, doctores y padres de la Iglesia, los santos presbíteros y religiosos, los santos laicos y por fin la invocación genérica, «santos y santas de Dios». 

En tercer lugar se realizan las invocaciones y peticiones a Cristo. 

La cuarta parte es más variable y comprende súplicas por diversas necesidades: el oficiante realiza una petición y la congregación responde «Te rogamos, óyenos». Al final se realiza una conclusión implorando de nuevo a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La letanía de los santos se ha reservado para las ocasiones máas solemnes. No obstante, los libros de horas siempre al incluían para que los fieles pudieran seguirla con comodidad o incluso recitarla a solas en momentos de máxima devoción

La Iglesia católica solo la prescribe actualmente en la celebración máas importante del año litúrgico: la Vigilia Pascual, que celebra la resurrección de Jesús. También puede recitarse en las dedicaciones de nuevas iglesias, en las ordenaciones sacerdotales, en los ritos de canonización de un santo nuevo o antes de comenzar el Cónclave para elegir al nuevo Papa.


Teniendo todo lo anterior presente, cualquier libro de horas es hoy día una pieza de colección interesante y valiosa. Son una ventana a través del tiempo por la cual se puede experimentar y admirar la habilidad artística, la importancia de la religión cristiana en la sociedad, y la riqueza exuberante de las más altas casas europeas. 

Por suerte, hoy día, esas ventanas se pueden seguir abriendo gracias a los facsímiles, en especial los facsímiles de los libros de horas que elaboramos en cARTEm de forma completamente artesanal. 

Algunos de ellos son: 

  • Libro de Horas del Delfín de Francia, elaborado por dos de los miniaturistas más destacados de su tiempo, Jean y Jacquelin de Montluçon, es el libro de horas propio de un príncipe y heredero. Es por ello conocido como el libro más caro de Francia.
  • Libro de Horas de Hipólita de Aragón. Conocida como la reina erudita, su libro de horas no tiene igual en comparación a detalle y delicadeza, de manos del gran miniaturista Bourdichon.
  • Libro de Horas de Federico III. Espectacular facsímil que no solo recoge la belleza de un libro destinado a un monarca, sino que encierra entre sus páginas los detalles históricos del exilio y caída de Federico III.
  • Libro de Horas del Maestro de los Triunfos de Petrarca. Su composición artística y decoración marginal lo convierten en una hermosa obra de arte digna de exposición.
  • Libro de Horas de Múnich-Montserrat. Del autor flamenco Simon Bening, quien trabajó para el propio emperador Carlos V, tiene un hermoso calendario que es considerado el segundo más hermoso de su época después del magnífico calendario que se encuentra en “Las muy ricas horas del Duque de Berry”.

Todos ellos son auténticas joyas que los monarcas y grandes personalidades de la Edad Media tenían como verdaderos tesoros entre sus manos. Hoy, pueden también estar entre las vuestras con cARTEm.