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La España romántica e inmortal

Magnífico y bello libro que reproduce las litografías que el pintor escocés David Roberts hizo de muchos lugares españoles durante el viaje que realizó a nuestro país en 1832-33. Roberts fue uno de los forjadores del ideal romántico, que tuvo a España como destino y modelo exótico.

Los viajes protagonizados por escritores extranjeros a España durante el Romanticismo convirtieron a nuestro país en un destino turístico-literariohistórico del que todavía hoy, de alguna manera, somos herederos. Estos viajeros no venían para reflejar la realidad de nuestro país sino que, inundados de ideas estéticas, de literatura, de historia, buscaban en nuestra geografía ecos del pasado confundidos con la realidad. Lo cierto es que tampoco les costó mucho encontrar esos vestigios, pues España, en el siglo XIX, sobre todo en algunos lugares y provincias, vivía como detenida en el tiempo.

Uno de estos viajeros fue el pintor escocés David Roberts. Recorrió España entre 1832 y 1833 y llegó incluso hasta Tánger, quizás para consolidar todavía más, en territorio marroquí, las ansias de exotismo que le inundaban. Sus litografías, nada menos que 48, son de una calidad excelente y, además, muy significativas en lo que se refiere a su contenido.

Roberts fue uno de los creadores del espíritu romántico español. Sus litografías sirvieron como ilustraciones a las páginas que otros viajeros ingleses dedicaron a nuestro país, fascinados por esa mezcla de pasado y presente que veían en muchos lugares, especialmente en Andalucía, destino exclusivo de muchos de ellos. Las litografías de este autor tuvieron gran influencia en su país y también contribuyeron a que otros pintores, como Gustavo Doré, viajaran a España fascinados por el realismo y el pintoresquismo que el escocés había mostrado en sus litografías.

Estamos, pues, ante un libro de arte que es también, indirectamente, una lección de literatura. Recorriendo sus páginas uno viaja, a veces con exageraciones pintorescas, a una España inmortal, eterna, que todavía hoy, como decíamos antes, es la que vende (de alguna manera). Roberts solía aderezar sus cuadros con ciertos toques y añadidos que subrayaban este aspecto exótico. Fue un gran pintor de paisajes y lugares españoles y también de Egipto. Tuvo gran prestigio en aquellos años y fue nombrado en 1841 académico de la Royal Academy de Londres. En el Museo del Prado hay varios cuadros suyos.

Esta edición facsimilar, limitada, y numerada ante notario, de 375 ejemplares, es excelente, de gran calidad artística, como, por otra parte, resulta habitual en esta editorial salmantina. Los ejemplares han sido encuadernados a mano en holandesa, y sus láminas, confeccionadas en papel artesanal y cosidas manualmente según la técnica del siglo XIX. Indispensable.

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