En cARTEm queremos educar a aquellos que quieran acercarse a la vida y el arte de la Edad Media. Por ello, estamos creando una serie de posts, donde explicamos aspectos clave para entender los facsímiles, los libros de horas… Anteriormente, os explicamos qué es un libro de horas. Ahora, vamos a analizar el origen de los libros de horas.
Los salterios
El origen de los libros de horas se remonta a los salterios o libros de salmos. Entre los siglos IX y XIV eran el único libro litúrgico que podía pertenecer a alguien ajeno a la Iglesia.
A lo largo de la alta Edad Media el clero secular y regular, que tenía que recitar el Oficio Divino impuesto por los reglamentos eclesiásticos, solía añadir oficios suplementarios. Estaban formados por el Pequeño Oficio de la Virgen, los Salmos Penitenciales, las letanías, los Sufragios de los Santos y el Oficio de Difuntos; algo que puede constatarse desde época carolingia.
Frente a estas prácticas desarrolladas por el clero, hasta el siglo XIII, el libro de piedad para los fieles era el salterio. Poco a poco, y por adiciones sucesivas, el salterio constituyó el núcleo primigenio en torno al que se agruparon los elementos configuradores del libro de horas: las Letanías de los Santos, las Oraciones y el Oficio de Difuntos y, a finales del siglo XII, el Pequeño Oficio de la Virgen.
Supuso un elemento fundamental de los nuevos modos de orar de la Baja Edad Media, oración más mental e individual. En este movimiento religioso, sus teóricos sugerían que el rezo contemplativo se realizara en la intimidad.
Además, se conoce la existencia de pequeños oratorios privados, desde los que el creyente, con una actitud devocional frente a un pequeño díptico, investido de la misma función simbólica que los libros de horas, asistía a la celebración del oficio divino.
Los breviarios
Hacia el siglo XII aparecieron los breviarios. Contenían himnos, cánticos y lecturas pertenecientes a cada período litúrgico del año. En especial la liturgia de las horas que se recitaba en los monasterios. Los breviarios solían ser enormemente voluminosos.
¿Por qué se crea el libro de horas?
La creciente secularización de la sociedad otorgó a los laicos un papel más directo en ésta. Por lo que tanto la nobleza como la embrionaria burguesía buscaron una forma de independizar su religiosidad de los usos eclesiásticos precisando de un libro de rezos propio para elevar sus plegarias individualmente.
A ello se unía la necesidad de un libro con un contenido menor que los breviarios. Ya que sus ocupaciones no les permitían disponer del tiempo para el rezo que empleaban los clérigos y, finalmente, debía tratarse de un objeto hermoso, símbolo de distinción social.
Supuso una fórmula novedosa de religiosidad. Posibilitando a los fieles una participación más directa en la oración, ayudados por este instrumento. Ha recibido la denominación de breviario de los laicos al proporcionarles una ayuda tanto textual como en imágenes para sus principales devociones.
Su composición escapa al control eclesiástico. Cada libro de horas estaba hecho de forma personalizada para el mecenas que lo encargaba. De esta forma, se pueden observar en muchos libros a los propios mecenas representados en ellos.
¿Dónde se origina?
El origen demográfico tuvo lugar probablemente en Francia. Extendiéndose ampliamente por Alemania, los Países Bajos e Inglaterra.
En fechas posteriores, por Lombardía, Cataluña, a donde llega en el siglo XIV, y Valencia, a comienzo del XV. Desde mediados del siglo XV, alcanza el centro y sur de Italia, la Corona de Castilla y los territorios aragoneses
Hoy día se conservan en museos, bibliotecas y colecciones privadas a lo largo del mundo como los auténticos tesoros que suponen para la cultura y la historia. Son una importante prueba de la riqueza, no sólo económica, sino también artística, que reinaba a lo largo de la Edad Media.
Nuestros facsímiles de libros de horas
En cARTEm EXCLUSIVE tenemos cinco facsímiles de libros de horas:
- El Libro de Horas de Federico III de Aragón.
- Colección Montserrat: Hipólita de Aragón-Sforza, Múnich-Montserrat y el Maestro de los Triunfos de Petrarca.
- El Libro de Horas del Delfín de Francia.