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Con la firma de Picasso

El Teatro Principal acoge la edición facsímil de 37 pruebas de autor, con su rúbrica, de carteles que el artista malagueño creó entre 1939 y 1964 • Hasta finales de mes.

De Picasso hay catalogados unos 400 carteles diferentes y la colección particular a la que pertenecen las piezas que se exponen en el Teatro Principal alcanzan los 200 ejemplares. Pero para la muestra se han seleccionado únicamente 37 porque en ese número «están representados los diferentes estilos y variantes» del artista malagueño. Estos carteles forman parte de una edición facsímil que la empresa CM Editores ha realizado con los fondos del coleccionista.

Lo que caracteriza a estos carteles hechos en grabado sobre linóleo es que en su mayoría son pruebas de autor, aquellas primeras impresiones que realiza el artista para verificar que todo está en orden hasta de iniciar una tirada más amplia. Esa primera copia, además, cuenta con la firma de Picasso y en algunos casos también con un texto manuscrito: dedicado al impresor Arnéra que le iniciará en este tipo de grabado, al fotógrafo Duncan, al químico Frédéric Joliot-Curie (yerno del Nobel matrimonio Curie) o al novelista Jean Cocteau.

La edición facsímil expuesta en Burgos arranca con los carteles dedicados a la tauromaquia: «Los de toros son muy originales porque, aunque pueden parecen simples a primera vista, detalla en sus dibujos las distintas suertes del toreo y los diferentes elementos de las corridas», sostiene Daniel Díez, de CM Editores. Los hay en rojos y azules vivos, con rejoneadores dentro de un ojo, dibujando el toreo en las letras, en el retrato de un matador (dedicado a Duncan) o en el carboncillo de una señora con peineta.

En muchos de ellos hay referencias a Vallauris, en el sur de Francia, donde trasladó su residencia y realizó varias exposiciones. Ocurre con los dedicados a los seres mitológicos con los que se identificaba: el fauno porque estaba lleno de contradicciones, el centauro violento y lujurioso y el minotauro por ser víctima y verdugo.

El recorrido por la muestra con carteles creados entre 1939 y 1964 continúa con una serie sobre alfarería y cerámica de los años 50 y 60 con representaciones de vasijas, alfareros o platos decorados y con las flores y naturalezas muertas, que también estuvieron entre sus temas trabajados en distintas técnicas: carboncillo, acuarela, dibujo, rotulador… El más antiguo de la muestra, de 1939, pertenece a los Ballets Rusos, y entre los más recientes hay un par de versiones de su famosa paloma de la paz. Hay también retratos como el que realiza de Machado y de Curie y diseños inspirados en su infancia, como un búho o la pareja de Quijote y Sancho.

«Es la primera vez que mostramos esta colección, pero tenemos previstos otros lugares a partir de su clausura en Burgos (el 30 de agosto), apunta Díez. La edición facsímil, que tendrá una tirada de 1881 ejemplares en homenaje al año en que nació Picasso, estará disponible después del verano, pero «la exposición no es un mecanismo de venta, sino de difusión», asegura después de reconocer que llevan tres años trabajando en este proyecto editorial.

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